En nuestro modelo educativo,  el alumno es el centro del proceso enseñanza–aprendizaje, quien asume responsabilidades personales y en equipo, que trascienden lo académico y lo deportivo. Se fortalecen otros espacios en los que se desarrollan: destrezas,  competencias, habilidades, valores y actitudes personales. Se busca darle una revaloración humana a los principios y procedimientos del entrenamiento de alto rendimiento y reforzar la práctica educativa, con el objetivo de desarrollar la autonomía, la creatividad, el pensamiento crítico, el enfoque de resolución de problemas, la participación social y el liderazgo en los estudiantes. Se quiere dar un giro a la apreciación del deporte, del estudio académico y de la vida en convivencia a través del aprendizaje colaborativo. El enfoque principal es construir un sentido de trascendencia en los miembros de la institución, que nos lleve a una transformación en todos los ámbitos del ser humano.